Escenarios y ritos

Escenarios y ritos

 

La huella artística del italiano Luigi Stinga comienza a ser algo bastante familiar en Canarias. Hoy, caminando junto a la ballena que acaba de terminar con trozos de madera y una ruidosa grapadora neumática, leí en un cartel que Stinga estudió arte en Roma y recaló en Canarias hace ya bastante tiempo a través del programa de intercambio Erasmus. Entonces decidió quedarse aquí y desde hace unos años sus obras de arte efímero se han hecho populares en nuestros pueblos, justo antes de que acaben devoradas por las llamas.

Las esculturas de Luigi son una suerte de escaparte de FICMEC: en las escalinatas del antiguo convento de San Francisco este peculiar artista ha venido creando desde hace tres años diversas piezas que no pasan desapercibidas para nadie, desde el impresionante lagarto de 2016 (que solo he tenido el placer de contemplar a través de fotos) hasta la ballena, el ciervo y otros elementos que ha construido este año, pasando por los delfines saltarines que en 2017 se sumergían entre las olas de piedra que ascienden al convento.

Y aunque parezca un asunto menor, el verlo ahí todas las mañanas, todas las tardes, dándole a la grapadora; el sonido de las maderas soldándose unas a otras con disparos de metal, el de la sierra que modela el trozo perfecto para los ojos de la ballena…, todo eso forma parte también de la esencia de FICMEC y llama la atención tanto de la gente del pueblo como de la que viene de visita.

Todos los festivales de cine han de tener garantizado un público, un pueblo que lo apoye, un escenario y unos ritos particulares. Algo así ha dicho en estos días Javier Angulo, miembro del jurado de FICMEC y director de la Seminci de Valladolid. Pues bien, Stinga y sus animales de madera son, sin lugar a dudas, parte del escenario del festival, y el proceso tranquilo que lleva cada año a este italiano-canario a fabricar un paisaje de madera en el centro de Garachico es tal vez el rito más vistoso de toda la semana.

 

Ramón Alemán
Foto Luz Sosa