FESTIVAL

Presentación

La relación del ser humano con el entorno en el que desenvuelve sus estrategias, sean estas de supervivencia o de desarrollo, es uno de los grandes temas de nuestro tiempo.

Probablemente, debido a su enorme potencial de transversalidad, esta analogía subyace en otros problemas como un elemento decisivo ya que establece los grados de bienestar, libertad y sostenibilidad que afectan al territorio.

El hombre habita, transforma y se sirve de los espacios que ocupa como ninguna otra especie lo ha hecho en la historia del planeta. el éxito de adaptación de los humanos ha motivado tropelías bien conocidas, pero también el surgimiento y desarrollo progresivo de una aceptación, primero; y de un conocimiento, después.

Las consecuencias de tales desmanes se han reflejado muy claramente en esa suerte de “Sensibilidad hacia la naturaleza” que ha sido expresada por el pensamiento contemporáneo y ya ha consolidado acciones políticas de escala.

La tensión entre desarrollo y conservación, la oposición entre bienestar y derroche o la divergencia entre preservación y disfrute del patrimonio natural hunden sus raíces en otro tipo de problemas. Son inconvenientes en los que la economía, el reparto de la riqueza, la industria, la política o lo social en su sentido más amplio están implicados de un modo determinante.

Ello abre un cúmulo de apreciaciones tan diversas como el mundo y convierten el tema ecológico en una de las más apasionantes y necesarias discusiones de este principio de siglo.

En este contexto ideológico cobra interés un festival de cine como el que Garachico propone a los ciudadanos de Canarias y del Mundo.

Un festival que recoge el testigo de aquel que a lo largo de la década de los 80, en el Puerto de la Cruz, fue pionero en este tipo de contenidos. Ahora desea integrarse plenamente en una mirada contemporánea, más difícil y problemática en sí misma. Pero sin duda útil y provocadora.

Se trata, además, de hacerlo en Canarias y desde Canarias: un territorio insular situado en el mapa sobre las grandes rutas actuales de la información, del comercio, del turismo, del transporte de mercancías, del flujo de poblaciones, de los intercambios culturales…

Un territorio cuya fragilidad y riquezas naturales se convierten en un argumento que añade necesidad e incluso dramatismo a la hora de pensar con coherencia y con amplitud la ecología y sus acciones.