Salvador Rueda piensa una nueva trama urbana para Garachico en FICMEC

Salvador Rueda piensa una nueva trama urbana para Garachico en FICMEC

El ecólogo urbano apunta hacia una posible reestructuración que evitaría la concentración de coches en el casco en el marco de certamen.

Salvador Rueda piensa una nueva trama urbana para Garachico en el Festival Internacional de Cine Medioambiental (FICMEC). El ecólogo urbano, director de la Fundación Ecología Urbana y Territorial y premio Brote Especial de la XXVI edición FICMEC, planteó cómo podría aplicarse a este municipio de la Isla Baja su iniciativa de las ‘supermanzanas’, realizada con éxito en 144 ciudades del mundo.

Al final de su charla, este jueves, 30 de mayo, Rueda se aventuró a presentar una propuesta improvisada para Garachico: requeriría más estudio, pero está inspirada por su forma de redefinir los espacios urbanos para generar mayor bienestar en sus habitantes, mientras se aportan factores que frenan el deterioro ambiental, vinculan a la ciudadanía con la naturaleza y reequilibran el ecosistema.

Sobre una foto del municipio, el ecólogo catalán dibujó varias líneas en rojo para señalar las vías que se podrían trazar para evitar que los vehículos invadan el casco del municipio, otras líneas verdes donde ubicaría arboledas –a lo largo del litoral, ocupado ahora por la carretera general, y en la zona alta del municipio– y unos trazos en amarillo para señalar el lugar donde se podría estudiar la creación de un aparcamiento.

La retirada de los vehículos y la recuperación del espacio destinado a ellos en las zonas urbanas tiene varios fines. Para el experto, no se trata solo de reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Se trata también de que los espacios recuperados tengan un uso social para el juego, el encuentro, el deporte, la restauración y el comercio e, incluso, la celebración de asambleas… Es decir, que la nueva actividad generada tenga un impacto positivo en la vida comunitaria.

Por añadidura, la plantación de árboles en estas zonas enriquece ambos objetivos: la salud ambiental y la social, puesto que la introducción de estos grandes protagonistas de la propuesta de las supermanzanas, mejoran el territorio con más oxígeno y sombra, con la consiguiente reducción de unas temperaturas que tienden a subir. Además, estos seres vivos aportan placidez y confort a la población al convertirse en unos vecinos amables de los entornos urbanos.

Rueda es pionero en la creación de la disciplina de la ecología urbana nque analiza y propone la organización de las ciudades entendidas como un conjunto de elementos que se organizan entre sí y que cuentan con seres vivos. Es decir, insiste él, “la ciudad también es un ecosistema”, indudablemente. “La ciudad es el sistema más complejo que ha creado la especie humana”, dijo ante un público muy atento. Su concepción de un nuevo urbanismo, acorde a las necesidades de los seres vivos que pueblan los entornos urbanos, se resumen en otra frase sencilla: “Una ciudad es un sistema de proporciones”.

El urbanismo ecosistémico que impulsa el pionero de la ecología urbana se presenta como una forma de afrontar lo que ha sido señalado como el principal reto ambiental al que se enfrenta la sociedad contemporánea global: el cambio climático, un concepto que se refiere tanto a un proceso degenerativo veloz de las condiciones ambientales en las que se manifiesta la vida, como a los resultados de ese proceso. Sin embargo, como todo lo relacionado con la evolución social, las ideas de Rueda fueron cocinadas a fuego lento y con la intervención de múltiples factores y protagonistas.

Así lo recordó en su exposición en Garachico, al remitirse a las luchas populares del municipio catalán de Sant Adrià de Besòs en los años 70 como un ambiente social que facilitó la identificación de problemas y desafíos de todo tipo: desde la mejora de la educación pública hasta la eliminación de actividades industriales que afectaron la salud del río Besòs y de las familias que residían en el entorno de instalaciones contaminantes.

El director de la Fundación Ecología Urbana y Territorial es vehemente en la defensa de sus planteamientos y también didáctico. Así consiguió llegar y entusiasmar a un público heterogéneo, reunido en el antiguo convento de San Francisco de Garachico compuesto por profesionales del urbanismo, de la ordenación del territorio, defensores del medioambiente y vecinos de un municipio con unas particularidades territoriales como muy pocos en el Archipiélago.

“Necesitamos nuevas formas de pensar las ciudades, nuevas lógicas, a través de la transdisciplinareidad”, dijo para describir su forma de trabajo y sus objetivos que abarcan el análisis de las cuestiones que afectan la vida en la ciudad y de soluciones con un enfoque centrado tanto en la búsqueda de impactos ambientales positivos como en la implicación y dinamización de la sociedad a través de procesos participativos y comunitarios.

Los ecosistemas urbanos están marcados por “intereses, intenciones y poder”, dijo, y esto hace difícil hacer ciencia en este ámbito, algo que él ha perseguido a lo largo de su carrera, al investigar un nuevo urbanismo, unas ideas que sintetiza en su obra ‘El Urbanismo Ecosistémico y una nueva célula urbana: la supermanzana’.

FICMEC está patrocinado por el Ayuntamiento de Garachico, Cabildo de Tenerife, Gobierno de Canarias, Instituto Canario de Desarrollo Cultural (ICDC), Consejería de Transición Ecológica y Lucha contra el cambio climático, el Ministerio de Cultura del Gobierno de España, Fundación CajaCanarias y Teleférico del Teide. Colaboran Tenerife Film Commission, Museo de la Naturaleza y Arqueología (MUNA), Fundación César Manrique, Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello y el Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) César Manrique.