El panorama cinematográfico actual es, en muchos sentidos, un páramo: un arte cada vez más hostil y un medio económico que encuentra dificultades incluso en sus salas y proyecciones más comerciales.
No podemos negar el cambio radical que ha supuesto en la última década la irrupción de las plataformas de streaming, el progresivo abandono de las salas —incluso las convencionales— y la desaparición de los espacios de exhibición alternativos. Hace años que Canarias no cuenta con circuitos sólidos para la proyección de cine alternativo, una carencia que, en parte, han paliado festivales como FICMEC.
No nos oponemos a los nuevos tiempos. El cine siempre ha sabido sobrevivir, incluso en las condiciones más adversas. Sin embargo, creemos que es fundamental recuperar aquellos espacios de encuentro entre los espectadores y la gran pantalla, espacios que antes eran más comunes.
‘Como agua de mayo’ nace, precisamente, de esa necesidad. Como la lluvia que llega justo cuando más se necesita, sentimos la urgencia de crear un pequeño refugio donde el público pueda reencontrarse con un cine más pausado, más reflexivo. Un espacio que también sirva para reivindicar un arte comprometido, capaz de visibilizar las distintas causas medioambientales que enfrenta el mundo. Así nace esta sección: un pedacito del festival —que normalmente se celebra en mayo— trasladado fuera de su temporada habitual.
