10 Jun Descenso a las profundidades
Descent (Nays Baghai, 2020)
Hemos visto a lo largo de la historia del cine muchas narraciones sobre el deporte como medio de superación y como medio de escape a una realidad que asfixia sin contemplación. Es lo que le pasa a Kiki Bosch, la protagonista de este documental, que ante los problemas de la vida necesita un refugio meditativo en el que pueda estar a salvo.
Descent va sobre el deporte como medio de escape, representando la superación de la protagonista para ir venciendo poco a poco los retos –cada vez más difíciles– que se va marcando. La asfixia que siente debido a la ansiedad surgida por los traumas del pasado, así como los problemas que le nacen a nivel social, los sobrelleva con la apnea, un deporte que le exige la habilidad de gestionar perfectamente la respiración. Es casi una metáfora de su vida, como si el trauma la hubiera preparado para aguantar físicamente las condiciones a las que se expone continuamente.
El montaje del documental nos va mostrando, por un lado, la vida privada de Kiki y, por otro, sus ansias constantes de superación, sus traslados a diferentes partes del mundo para enfrentarse a las condiciones climáticas más adversas en cuestión de frío. No convierte a la nadadora en un ser superlativo de grandes cualidades –todas ellas se le achacan al esfuerzo y el duro entrenamiento durante años–, sino que la representa como a un ser humano con carencias y debilidades.
El documental, en su empeño por decirle al espectador que esto no es una tarea sencilla al alcance de todo el mundo y que se necesita algo más que voluntad y esfuerzo, rompe la realidad fílmica para mostrarnos al equipo de grabación y a los ayudantes que hay detrás de la deportista. Por lo que, al principio, el filme refleja una realidad en la que Kiki Bosch aparenta que está completamente sola, para posteriormente sentir constantemente la compañía de todo su equipo que, además, aparecen como parte integrante del documental desde el primer momento. Por lo que reafirma la idea del deporte como colectividad, más allá de que la apnea sea un deporte individual.
-Santi Lecuona