Mónica García: ‘El cine es una herramienta básica para la alfabetización de una nueva sociedad’

Mónica García: ‘El cine es una herramienta básica para la alfabetización de una nueva sociedad’

La directora de la Fundación del Festival de Sitges es la presidenta del jura-do de FICMEC

Mónica García, directora general de la Fundació Sitges-Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, es la presidenta del jurado en la presente edición de FICMEC. Conven-cida del poder del cine para remover conciencias, afirma que este lenguaje “es una de las herra-mientas básicas para la alfabetización de una nueva sociedad”. Además, cree que entre el cine fantástico –como el que se exhibe en el festival que ella dirige– y el medioambiental hay bastan-tes aspectos en común, pues “la ciencia ficción replantea continuamente el uso del planeta y el tener que buscar otros espacios en los que la vida humana sea posible”.

– ¿Cómo fue el contacto para que usted sea miembro del jurado de FICMEC?

Pues no sé cómo fue el proceso para que FICMEC fuera a dar conmigo, pero lo que sí que es curioso es que coincido de nuevo con Pedro Aguilera en el jurado, pues ya habíamos estado en un festival en Santiago de Chile. El mundo de los festivales es pequeño y, a la hora de encontrar responsables de certámenes de un cierto tamaño, somos los que somos en el panorama espa-ñol y nos conocemos del circuito de festivales.

– ¿Qué opina de la programación que se presenta en esta edición de FICMEC?

Hay una parte que es de documental y otra que es de ficción; entonces, lo curioso y a la vez lo rico de la selección es que hay producciones muy independientes junto a nombres muy consoli-dados. En ficción tienes ‘Nomadland’ [tres premios Óscar en 2021: mejor película, mejor directora y mejor actriz] al lado de películas más pequeñitas; y en documental ocurre lo mismo. Es curioso, además, que no se habla solo de medioambiente, sino de medioambiente social, ese ver que el entorno y la naturaleza también afectan a la configuración de nuestras sociedades.

– ¿Cree que podría encontrarse un vínculo entre el cine medioambiental y el fantástico?

El cine fantástico habla sobre el final del planeta desde hace mucho tiempo. Cuando surgió todo esto de la pandemia nosotros éramos de los que más acostumbrados estábamos a hablar de pandemias, distopías, utopías y nuevas realidades, y te diría que en la selección de este año de Sitges hay como tres películas que entrarían perfectamente en un festival de cine medioambien-tal. Porque el cine fantástico ha derivado a un lenguaje para denunciar o para evidenciar ciertas realidades, y a veces es más fácil hacer llegar el mensaje por esta vía. Por ejemplo, cuando ha-blamos de una película como ‘Mad Max’, en la que ves una sociedad que vive del reciclaje, que ha acabado con todas sus existencias, que ha dado paso a un nuevo orden social, ¿tú crees que eso no sería una película propia de un festival como el FICMEC?
Este año tenemos en Sitges películas que tratan precisamente sobre el regreso a la naturaleza, el abandonar las ciudades, el cómo contaminar ciertos espacios nos está obligando a pensar en mundos alternativos donde vivir. La ciencia ficción replantea continuamente el uso del planeta y el tener que buscar otros espacios en los que la vida humana sea posible. Yo creo que el cine medioambiental quizá sea el más próximo al cine fantástico porque la ciencia ficción no deja de adelantarse y de buscar esa alternativa que por desgracia parece que vamos encaminados a ella si no hacemos algo de forma decidida.

– ¿Qué papel cree que debe jugar el cine en la concienciación medioambiental?

El cine es una de las herramientas básicas para la alfabetización de una nueva sociedad. Y el cine de ficción es una de las armas más poderosas que tenemos por su capacidad emocional para transmitir un mensaje. Una prueba muy evidente de ello ha sido la película ‘El fotógrafo de Minamata’, en la que hablamos de una situación con unos vertidos industriales, cómo afecta a la sociedad, basada en hechos reales… O sea, que lo bueno del cine es que a través de esa ca-pacidad narrativa rescata memoria, visibiliza desigualdades, denuncia, y eso llega a la gente con un poder tan grande que consigue remover conciencias sociales.

En el terreno del documental es cierto que cuesta un poco más, pero creo que no debemos de-jar de usarlo porque igualmente estamos hablando de que ya ha adquirido una capacidad narra-tiva y retórica que también tiene ese valor cinematográfico y esa capacidad de impacto; pero el documental tiene unas vías de distribución más complejas para llegar a un público amplio. Por lo tanto, yo creo que un camino intermedio de documental más ficción tendría toda esa capacidad para remover conciencias. Si realmente se va incorporando ese mensaje, vamos haciendo un poquito de erosión en las convicciones y en las actitudes de la gente.