Un cuaderno de viaje paternofilial

Un cuaderno de viaje paternofilial

Panteras (Andoni Canela, 2021)

Desde que las expediciones de carácter científico se iniciasen a lo largo del siglo XVI, el viajero siempre ha ido acompañado de su cuaderno o diario. En este, aprovechaba para hacer dibujos o tomar notas de aquellas cosas interesantes que veía por el camino o que, para él, eran objetos dignos de estudio.

El cuaderno, ya anticuado en el siglo XX, empezó a ser sustituido por la cámara fotográfica y, posteriormente, por la cámara cinematográfica. Así pues, nos encontramos con una realidad actual en la que el diario se digitaliza y la cámara –incluso la del móvil– se convierte en nuestro cuaderno de viaje.

Panteras no deja de ser algo diferente a lo que hiciera Alexander von Humboldt cuando llegó a Tenerife, capturando todo aquello de la naturaleza que creen digno de admirar. La diferencia radica, tal vez, en que el viaje de Andoni y su hijo Unai tiene un propósito bien definido: contemplar a algunos de los felinos más vulnerables y asombrosos del planeta.

Al mismo tiempo, el filme tiene una relación directa con El viaje de Unai, una película predecesora que narraba el viaje del niño con tan solo diez años.  En esta ocasión, Panteras está más enfocada en la evolución de Unai con el paso de los años, centrándose en el progreso hacia la edad adulta y pasando por distintas etapas de madurez que recalcan mucho más el recorrido del documental.

Padre e hijo recorren una parte del globo buscando a las panteras en un filme de carácter muy observacional donde se nos muestran algunas imágenes de enorme belleza. El diario fílmico que es Panteras se engrandece con la presencia de Unai, que con un nutrido cuaderno en el que dibuja, aporta un toque tierno y cómico a la cinta. La relación paternofilial también confiere atractivo, otorgándole cierto punto de original y un carácter que hace que el documental sea muy entrañable.

Más allá de esto su retrato del mundo natural se desmarca mucho de la comicidad de los dibujos de Unai. No personifica a los animales, confiriéndole a la naturaleza el verdadero valor salvaje que tiene, algo que en filmes así a veces no se logra al polarizar a la fauna (tal y como hacen los dibujos). En ese sentido, tenemos una propuesta sincera que no busca nada que no vaya más allá de plasmar el viaje de un padre y un hijo, así como todo lo que estos ven.