Una herida abierta

Una herida abierta

Last Days At Sea (Venice Atienza, 2021)

Karihatag es un pequeño pueblo de Filipinas. Sus habitantes viven en armonía con la naturaleza, hasta tal punto de que los pescadores han modificado sus costumbres, alejándose de la costa para no influir en la fauna más cercana. Es un pueblo que únicamente vive de la pesca, sin posibilidades de crear una economía más diversificada.

Tiene un componente nostálgico al retratar, con ayuda de la fotografía, la vida de unos pescadores que echan de menos la relación con el mar que tuvieron sus antepasados. Narran, a manera casi de un cuento, que un día aparecieron grandes barcos de metal y, que tras este suceso, los pescadores volvieron sin pesca, asimilando que el mar podía quedarse sin peces y ellos sin medio de subsistencia. Se establece así un dualismo entre la industria pesquera y una pesca más extensiva, donde el ser humano tiene una relación con el medio, entendiendo que, al igual que otros animales, los pescadores forman parte de una cadena y de un equilibrio natural.

Por otro lado, el documental narra la historia de Reyboy, un niño del lugar, y su relación con la directora del documental, Venice. Aunque la relación tiene una perspectiva complaciente y una mirada condescendiente con el niño, la evolución del metraje va desvelando poco a poco los entresijos que oculta la trama, a la par que el título del filme comienza a cobrar sentido.

Last Days At Sea es un documental íntimo, cuyo ritmo muestra una obsesión por detenerse en momentos que, aparentemente, son banales, pero que conforman una parte vital de Karihatag y de Reyboy. Asimismo, la significancia de las conversaciones que mantienen el niño y la directora adquieren importancia a medida que avanza la acción y comienzan a ocurrir otros sucesos en paralelo que enriquecen el discurso, además de símbolos –como el de los cangrejos y el cambio de concha– que profundizan en el motivo principal de la trama.

¿Y cuál es ese motivo? Tal vez sea esa herida abierta –que duele y no duele al mismo tiempo– que no cicatriza porque lo que la causa es algo tan fuerte que es casi imposible destruirla.

 

– Santi Lecuona