29 May Una portentosa estética al servicio de la decolonialidad
ELES TRANSPORTAN A MORTE (Samuel M. Delgado y Helena Girón, 2021)
Unos hombres se arrojan al mar y llegan a una isla extremadamente ascendente que refleja la tortuosidad del viaje de los tres navegantes. La ínsula se representa como un lugar inhóspito del que es imposible escapar, pero también como un lugar bello y salvaje. Asimismo, Galicia se representa también como un lugar montañoso, con árboles que se cruzan violentamente en la proyección y que parecen conformar una suerte de paisaje agresivo.
Canarias, que todavía no había terminado de ser conquistada cuando Colón hizo su escala en Gran Canaria y La Gomera, es una parada obligatoria para el proceso de colonizar lo que los conquistadores llamaron el “Nuevo Mundo”. No obstante, como ya hemos comentado, el filme no solo se ambienta en Canarias, ya que también tenemos otra historia en paralelo –ambientada en Galicia– donde una mujer intenta salvar a su hermana moribunda.
De igual forma, lo que une a las dos historias –que además conectan a través de la trama– es la muerte. La muerte que quieren evitar porque les persigue, pero también la muerte que llevan ellos consigo. A la par, habría que preguntarse quiénes son “ellos” y hacia dónde llevan la muerte. Y es que más allá del pseudo-relato de aventuras que es Eles transportan a morte, el filme se antepone como una desmitificación de la mística leyenda que imbuye la conquista de América. Es, en otras palabras, una reinvención de la Historia, aportando –como han hecho directores como Tarantino en Malditos bastardos o en Érase una vez en Hollywood (filmes muy distantes de la producción del dúo español)– una versión diferente del relato histórico.
Samuel M. Delgado y Helena Girón convierten la hazaña en elegía y la victoria en desdicha. Presentan un filme vanguardista con toques oníricos y surrealistas que nos hacen debatir sobre la realidad –y las irrealidades– que rodean al texto. Rescata también imágenes de archivo de la erupción del Teneguía (1971) y planos de la película Alba de América (Juan de Orduña, 1951), que sumados a su portentosa fotografía granulada (debido al 16mm) hacen que Eles transporten a morte sea una experiencia inolvidable desde su estética.
Además, José Alayón (director de fotografía) compone encuadres muy cerrados que hacen sentir la asfixia del lugar. A la isla, que parece inacabable, la coloca con un horizonte muy bajo, resaltando la inhospitalidad del terreno al otorgarle la apariencia de fortaleza inexpugnable. No obstante, como ya hemos contado, el paisaje no deja de ser presentado también como hermoso y heterogéneo, rozando en algunos momentos el romántico concepto de lo “sublime”, asociado al éxtasis provocado por el paisaje, pero también a un punzante dolor de un paisaje agonizante.
Y, al final del todo, esta suma de elementos fotográficos y estéticos hace que el subtexto del filme se convierta en un discurso con una propuesta muy enriquecedora e innovadora. Una experiencia que desarrolla un interesante debate sobre la decolonialidad, reflexionando sobre la “contaminación” que nos trajo la conquista a nuestro propio territorio.
– Santi Lecuona